jueves, 16 de mayo de 2019

Aprendí y decidí­
Y así después de esperar tanto, un dí­a como cualquier otro decidí­ triunfar…
decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí­ ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí­ ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí­ ver cada noche como un misterio a resolver,
decidí­ ver cada dí­a como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí­ que mi único rival no eran más que mis propias debilidades,
y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos,
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,
Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui,
Me dejó de importar quién ganara o perdiera,
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difí­cil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí­ que el mejor triunfo que puedo tener,
es tener el derecho de llamar a alguien “Amigo”.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento,
“el amor es una filosofía de vida”.
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados
y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente.
Aprendí que de nada sirve ser luz
si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí­ cambiar tantas cosas……….
Aquel dí­a aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad,
desde aquel día ya no duermo para descansar………
ahora simplemente duermo para soñar


Decidí­ Triunfar es el lema que me ha acompañado durante mucho tiempo, en todo lo que estoy haciendo en mi vida, tanto a nivel personal como profesional. Desde el día que tomé esta frase como lema, todo empezó a cambiar en mi vida. Solo una actitud positiva ante todos los retos que como adulto he tenido que enfrentar ha hecho posible salir adelante en forma exitosa. Te invito a que también hagas tuyo este lema y triunfes en todos los retos que se presenten en tu vida.
Para dar inicio a este sitio, he decidido copiarles un texto de una persona que siempre estuvo motivado a hacer sus sueños realidad: Walt Disney, quien siempre tuvo como lema: Si lo podemos soñar, lo podemos hacer.

Reserva tiempo para REIR,

es la musica del alma.
Reserva tiempo para LEER,
es la base de la sabiduria.
Reserva tiempo para PENSAR,
es la fuente del poder.
Reserva tiempo para TRABAJAR,
es el precio del exito.
Reserva tiempo para DIVERTIRTE,
es el secreto de la juventud eterna.
Reserva tiempo para SER AMIGO,
es el camino de la felicidad.
Reserva tiempo para SOÑAR,
es el medio de encontrar tus objetivos.
Reserva tiempo para AMAR Y SER AMADO,
es el privilegio de los hijos de Dios.
Reserva tiempo para SER UTIL A LOS OTROS,
esta vida es demasiado corta para que seamos egoistas.
Nosotros no perdemos tiempo en la vida;
lo que se pierde es la vida, al perder el tiempo.

martes, 7 de mayo de 2019

Comprender al Corazón

Comprender es amar y amar es perdonar. Virtud fácil de explicar, difícil de aplicar, que solamente se logra entendiendo el mundo del otro. Si nos esforzamos en comprender, lograremos no sólo conservar, sino acrecentar nuestro amor.
Finalmente se separaron, habían convivido como pareja durante algunos años; en apariencia eran felices.
En opinión de los demás, pareciera que nada los iba a separar; pero normalmente lo que pasa en la intimidad de una pareja nadie lo conoce, pues no lo han vivido. Es fácil juzgar a los demás, pero qué difícil es entender el mundo de significados que viven.
Su relación se había convertido en una tragedia sin final, discutían por todo y cada día se ofendían y se humillaban más. El propósito era demostrar al otro que estaba equivocado y en pocas cosas coincidían. Por supuesto, sus buenos momentos cada día eran menos.
Existen, desde luego, motivos para amar, así como motivos para dejar de hacerlo. Todo es por convergencia y, con mayor o menor participación, ambos contribuyeron a destruir su relación. Al conversar, por separado, con cada uno, había que escuchar las barbaridades que decía del otro, a grado tal que cualquiera se preguntaría cómo era posible para ellos soportar tal infierno. Concluía uno que era una estupidez seguir soportando esa situación.
La última vez que los vi, hace muchos años, fue en un restaurante; los observé de lejos, sin atreverme siquiera a saludarlos; se les veía alterados, como dos gallos de pelea en un combate a muerte. De pronto, él se puso de pie, y sin más, abandonó el lugar. Ella se quedó sola, contemplando su copa vacía, y con una sentida lágrima en su mejilla.
Ambos habían querido, en su terquedad, que el otro cambiara. Tal vez los dos ganaron razonablemente la batalla, pero también perdieron el corazón. Lo que habían construido a través de tanto tiempo, finalmente lograron destruirlo. Cuando la razón le gana al corazón, se acaba con el amor, otra vez hablaré del equilibrio de las decisiones tomadas con sabiduría no con rebeldía.
Cuando la razón gana se corre el riesgo de que la lógica acabe con la ilusión, y sin más, justificando con fundamentos las decisiones, se nos olvida que la primera manifestación del amor es la fuerza, el valor de luchar con nosotros mismos por lo que amamos.
¿Por qué nos empeñamos en buscar que el otro cambie si sabemos en nuestro interior que ese deseo es para darnos gusto y no para el crecimiento positivo del otro?
¿Le gustaría que su pareja cambiara?
¿Anhela que los demás cambien para que usted esté satisfecho?
¿Seria capaz de aceptar a los demás como son, sin intentar cambiarlos?
¿Se esfuerza por entender al otro poniéndose en su lugar?
Pasados varios años, me encontré con uno de los protagonistas de nuestra historia. Me dijo: "Sinceramente reconozco que yo era el equivocado, había idealizado a mi pareja y quería que se comportara de acuerdo con mi sueño. No la amaba a ella sino a una ilusión que tenía, sin darme cuenta de que era una persona real, con potencialidades y limitaciones. Ahora sé que no estaba preparado para amarla; me faltó, lo confieso, capacidad para entender; no supe lo que para ella era importante. Comprendo ahora que si ambos hubiéramos tenido un sueño compartido, un objetivo común; si hubiéramos mirado en la misma dirección, habríamos tenido la fuerza de luchar por nuestro amor con sabiduría, respeto y prudencia. Ahora que ha pasado tanto tiempo, desearía desandar el camino y tener nuevamente la oportunidad de amar a ese ser maravilloso que por mi terquedad perdí".

La Incompetencia

Eliminar la incompetencia dependerá del Amor, Responsabilidad y Valor que cada persona tenga hacia sí misma...

A pesar de que el individuo labora en el contexto de un sistema social, que se compone de una organización ubicada dentro de una sociedad y una cultura específica, la incompetencia suele considerarse como un concepto que se refiere exclusivamente al individuo.
Esta manera de conceptuarla no toma en cuenta el poder determinante de las características del sistema social más amplio. La estructura de la organización, el tipo de liderazgo y supervisión practicados y la forma de promulgar las tareas y responsabilidades de los trabajadores son factores también influyentes. En efecto, son elementos tan poderosos que pueden eliminar la incompetencia individual dentro del sistema, o bien, pueden volver incompetentes aun a sus integrantes más capaces.
Es útil concebir la incompetencia como una manifestación de faltas generales presentes en el sistema, o como una reacción individual a faltas de claridad y compromiso de parte de los diseñadores y gerentes del sistema. Así, la incompetencia del individuo es sólo un síntoma del mal del sistema entero. Cuidando el bienestar organizacional del sistema entero, los dirigentes así minimizan la incompetencia dada en un nivel individual. Echando la culpa de la incompetencia al individuo, es natural que los dirigentes del sistema resuelvan su insatisfacción por reemplazar al empleado designado como incompetente.
Ordinariamente, esta táctica no es una verdadera solución, porque se observa que una vez eliminada la persona dizque incompetente, otro u otros empleados, que antes trabajaban bien, empiezan a demostrarse ineptos.
La incompetencia individual es raras veces intencional. De la misma manera en que los buenos hábitos laborales se difunden en una empresa, la incompetencia se contagia. Es contagiosa porque si el sistema la propicia en un empleado, la propicia igualmente en todos. Además, una fuerte presión hacia la conformidad interna es una parte integral de la vida organizacional.
La tendencia será hacia la incompetencia si los directivos son incompetentes, o hacia la competencia si la cultura organizacional la fomenta. Los miembros de una organización expresan su solidaridad sentimental para con sus colegas por una tendencia de cumplir con el trabajo de una forma parecida y con la misma ética que sus colegas. Tienden a ver como importantes los mismos valores y a tolerar las mismas deficiencias e ineficiencias que los demás, aun cuando éstas son pruebas irrefutables de la incompetencia.
Los líderes del sistema tienen que mantenerse enterados de estas corrientes colectivas para poder guiarlas y ajustarlas a las necesidades de la tarea principal. Uno de los deberes de los dirigentes del sistema es de canalizar esta presión hacia el conformismo en lo que es competente y productivo, volteándola de lo que es inapropiado y obstaculizador.
El grado al cual todos los miembros del sistema, desde los más altos funcionarios hasta los más subordinados, se involucran en este proceso de canalización de las tendencias conformistas en lo que conviene al sistema, provee un buen índice de la probabilidad de la existencia de la incompetencia dentro de la organización. Son los altos dirigentes y gerentes que tienen el papel central en la determinación de cuáles son los comportamientos y valores que se convertirán en la cultura organizacional.
Si la incompetencia no es individual, tampoco es un concepto objetivo.

No Existe Sacrificio Para el Triunfador

Sacrificio significa tolerar lo que no deseamos... Triunfar es haber tenido la entereza para alcanzar nuestros sueños.

Tradicionalmente se ha planteado el sacrificio como el camino a la realización; lo cual, nos lleva a plantearnos las siguientes reflexiones:
  • ¿Acaso el alpinista considera un sacrificio conquistar la cima de una montaña? ¿No son acaso para él los obstáculos a vencer, como parte del premio que desea lograr?
  • Para una madre, ¿es un sacrificio tener un hijo?, o ¿es la dicha excelsa de dar a luz un nuevo ser humano?
  • ¿Es sacrificio educar a un hijo o representa nuestra continuidad genética y la satisfacción de heredar un ser superior al mundo?
  • Cuando hablamos de los héroes que nos legaron la libertad,
    ¿se sacrificaron por nosotros, o para ellos era intolerable vivir en la esclavitud.
Luego de analizar éstas preguntas, seguramente llegaremos a la conclusión de que sacrificiosignifica tener que tolerar lo que no deseamos; por ejemplo:
  • Para el alpinista detenerse y tener que regresar sin conquistar la cima.
  • Para la madre perder a su hijo en contra de su voluntad.
  • Para el padre ver cómo su propio hijo se pierde en las drogas.
  • Y, para el héroe libertario seguir soportando el yugo de la esclavitud.
No existe sacrificio para el triunfador, porque "triunfar es simplemente tener la entereza para alcanzar nuestros sueños", sea logrando una profesión, un negocio próspero, lo reconocemos como esfuerzo sostenido, por lo tanto debemos estar conscientes de que el fracasado jamás hará lo que hace un triunfador.
El que gana sacrificándose en hacer lo que no desea, destruyendo a los seres que ama o sometiendo su auténtica vocación en ser lo que no desea ser, no se puede considerar un auténtico triunfador; es un extraviado en la vida que logró tener lo que no deseaba y que inevitablemente se convertirá en un ser amargado que reprochará a la vida lo que él no fue capaz de dar.
Se narra sobre un famoso concertista de piano, que en alguna ocasión, después de haber logrado una interpretación excelsa de Chopin, uno de los asistentes se le acercó y le dijo: "Maestro, yo daría la mitad de mi vida por lograr tocar como usted ha tocado esta noche", y él le contestó: "Yo ya la he dado", ya había entregado la mitad de su vida por alcanzar esa virtud. Así hemos de luchar siempre para no sacrificarnos, hacer lo que debemos hacer, para lograr lo que deseamos.
Vocación significa "llamado a" y todos los seres humanos tenemos un llamado diferente, que además representa el único camino a la realización; por ejemplo, quien se siente llamado a la medicina será un fracasado si se dedica a cualquier otra actividad, ser empresario es un llamado tan singular como cualquier otro, lo cual no debemos confundir con tener dinero para buscar mayores satisfactores, éste es un mensaje en el inconsciente universal, vivir mejor, todos anhelamos bienestar, pero creer que a través de una empresa lo vamos a lograr de inmediato y fácil, es un grave error existencial.

Auditoria del Tiempo

Hoy quiero vivir sin hora y sin tiempo. Disfrutar de la vida y sus mejores momentos, vivir en libertad como vive el viento y hacer sólo aquello que el corazón me grita desde adentro, para evitar el dolor y los inexorables lamentos...
Mucho se ha hablado del tiempo, y a veces hasta tiempo perdemos disertando sobre ello, sin aprovechar en la práctica cada segundo de este excelso río que transita sin parar y que a su paso arrastra todos los vestigios de una primavera, de unas ilusiones que no volverán.
El tiempo de cada quien está ahí, sólo debemos saber encontrarlo, administrarlo con propiedad. Ser verdaderos sabios al utilizarlo, darle prioridad a las cosas que realmente lo merecen. Establecer una escala en la importancia de nuestras actividades e ir detrás de ellas hasta alcanzarlas, porque ¿quién tiene garantía de que podrá hacer algo mañana? ¿quién sabe lo que mañana ocurrirá? Nadie, nadie tiene ese mágico poder, por eso todo lo que podamos hacer hoy, no lo debemos dejar para el otro día.
Cada persona debe establecerse su propio tiempo. Tiempo para amar, tiempo para trabajar, para recrearse, para crecer,.... tiempo para ser. Las horas que se han ido, nunca se recuperarán, ya se cumplió su tiempo y por más que nos esforcemos, ellas ya no están, pues cada tiempo, tiene su tiempo y si no lo aprovechamos, indiscutiblemente lo perdemos.
Desde que nacemos, nuestro tiempo comienza a correr, nunca se detiene, sólo sigue su transitar y somos nosotros los humanos, quienes con él, a su paso, tenemos que marchar. No obstante, hay muchas personas que dejan pasar su tiempo esperando la felicidad, ésa que nunca llega, porque no la han sabido buscar.
Otros, se olvidan del tiempo, y únicamente se percatan de ello, cuando es tarde ya, entonces quieren correr detrás de los años que se han ido, que se han desperdiciado como una semilla en un terreno hostil e infértil. Es en esos momentos cuando nace la nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue, de los sueños que no se realizaron y los caminos que no se recorrieron. Y eso, es realmente triste, sí, definitivamente muy lamentable, porque esta vida es una sola oportunidad.
Entonces, ante la fugacidad de los años, de los días, de las horas ¿Cómo podemos administrar nuestro tiempo en este mundo globalizado, complejo y tan dinámico?
Simplemente haciendo una auditoría de nuestras prioridades, metas y objetivos. Sabiendo qué queremos, qué tenemos y hacia dónde vamos. Estableciendo tareas inherentes a lograr las metas propuestas, dado que sin una planificación, seremos como marineros perdidos en mar adentro cuyo tiempo está a la disposición de las turbulentas aguas.
En consecuencia, aprovechar el tiempo es, saber exprimir cada instante, es vivirlo. La mayoría de las veces estamos donde no queremos estar, hacemos lo que no deseamos, y en situaciones como esas, sólo perdemos el tiempo.
Debemos ser dueños de nuestro tesoro más preciado. Aprovecharlo al máximo, significa que decidamos qué hacer, cómo, cuándo y con quién, pues sólo nosotros tenemos la facultad de administrar nuestro tiempo y saber vivirlo con el MAXIMO DE PROVECHO.
Si trabajamos, debemos hacerlo en aquellas actividades que sean placenteras, que nuestra labor nos cauce emoción, pasión y un gran deseo de dedicarle nuestro mayor disposición y así no lo estaremos perdiendo, sino más bien lo estaremos disfrutando y aprendiendo cada minuto que pasa.
Es probable que usted señale que la mayoría de las veces uno no hace lo que quiere porque debe trabajar en otras actividades que le reditúan mayor estabilidad económica. Piense y mientras atraviesa lo que debe hacer, anhele lo que quiere hacer y usted cambiará sus circunstancias. En muchas oportunidades, por complacer a los demás, echamos al viento nuestros momentos. Pasamos horas escuchando charlas o conversaciones tan estériles e insulsas que no aportan gran cosa para nuestro crecimiento. Otras veces regalamos tiempo, cuando nos abocamos a realizar actividades de las que no estamos convencidos, sino que como ovejas de un rebaño, nos dejamos llevar.
Todo el que quiera evitar la pérdida de su tiempo, debe dedicar un poquito de tiempo a pensar lo qué hará cada día, porque no todo lo importante es urgente, y aquellas cosas urgentes, necesariamente no son importantes, por lo que es necesario tener una clara visión de lo que debemos hacer y por qué lo hacemos. Si establecemos esa escala de prioridades, y ejecutamos las tareas propias para lograr el objetivo, estaremos usando bien nuestro tiempo.
Cada día tiene su propio tiempo y no debemos cargarle al otro día las tareas del anterior, ya que entonces se descompensa el equilibrio natural de ese tiempo y surgen las complicaciones, los errores y los traumas laborales. Una manera de gozar, de aprovechar nuestro tiempo, es estableciendo plazos. Eso nos ayuda a ser concretos, a fijarnos límites y lograr tener un mejor control siempre y cuando atendamos los parámetros de la libertad y flexibilidad que como adultos podemos manejar.
Lo más importante de todo este examen del tiempo, es que tengamos tiempo para ser personas realizadas, profesionales exitosos, pero sobre todo seres humanos felices, de haber disfrutado de esta pasantía que es la vida. En efecto, de qué le vale a un profesional ser brillante, si en otros aspectos es un individuo fracasado. El verdadero éxito está en lograr ser un una persona plena, tanto en el ámbito profesional, personal, familiar como ciudadano, y en estos casos, el tiempo juega un papel fundamental.
Ya no hay más tiempo para perder, usted no puede dejar pasar más el tiempo. no volverá la primavera de ayer, porque lo que el tiempo se llevó, ya no retornará. Usted nunca más tendrá 15 años, si hoy sus hijos tienen una familia y cuando estaban en su regazo no los disfrutó tampoco lo podrá hacer ahora como debió hacerlo en el pasado.
El tiempo no perdona, no espera, simplemente pasa y luego sin querer nos castiga. Al tiempo le canto, al tiempo le escribo, a ese tiempo que se va, que se escapa inexorablemente llevándose consigo la niñez, la juventud, a los seres queridos que no disfrutamos.
El tiempo es efímero, se lo lleva todo y lo que no pudimos hacer en su momento, se convierte en frustraciones, y las frustraciones traen consigo amarguras, desilusiones y llanto.

Aprenda a Reflexionar

Ante los conflictos, pregúntese a sí mismo qué resultados desearía obtener y entonces decida para lograrlos. Ante la indecisión, busque dentro de sí lo que usted más valora y aprecia, y actúe de acuerdo con sus más profundas convicciones...

Evalúe las acciones que usted cree son compromisos que tiene que cumplir, mida las consecuencias de no realizarlos y encontrará los motivos para decidir.
¿Se deja arrastrar por los acontecimientos sin remedio, o ¿los enfrenta con un sentimiento de malestar? ¿Los noticieros, periódicos, comentarios, el tránsito, el clima, deciden su estado de ánimo?
Es momento de detenerse, de tomar la dirección de su propia vida y de hoy en adelante decidir cada una de sus acciones.
Ante los conflictos, pregúntese a sí mismo qué resultados desearía obtener y entonces decida para lograrlos. Ante la indecisión busque dentro de sí lo que usted más valora y aprecia, y actúe de acuerdo con sus más profundas convicciones, con lo cual obtendrá coherencia existencial que le dará la seguridad de haber hecho lo adecuado.
No permita, a partir de hoy, que otro decida por usted; que el mal humor, el maltrato, el desprecio que reciba, no sean los reactivos de su conducta, elévese por encima de ellos y sea usted quien desea ser, no lo que los otros han decidido hacer con usted.
Recuerde siempre que las decisiones implican renuncia y aunque sea doloroso busque siempre "un bien por un bien mayor". Todos los días, al despertar, decida ser feliz, vivir con optimismo, con alegría y entusiasmo, decida la calidad de vida que desea tener. La felicidad es una decisión consciente que implica una férrea voluntad, que venza adversidades, los agresivos y los desagradables contratiempos, pero si tenemos la suficiente fe diariamente la alcanzaremos.
Y finalmente, tenga presente que lo que nos daña no son los acontecimientos, sino nuestra respuesta ante ellos, por lo que nuestra íntima decisión dispone hasta dónde nos deben afectar; es usted el único dueño y responsable de su vida, conquístela diariamente al ejercer su libertad de decidir.

Mis Relaciones Con Los Demás

Tú y yo vivimos en constantes relaciones interpersonales que debemos valorar y que quisiéramos conservar. Sin embargo, cada uno de nosotros es una persona diferente, con sus propias necesidades y el derecho de satisfacerlas.

Lee por favor los siguientes párrafos y haz de cuenta que estás narrándola a las personas con las que te relacionas. Después DECIDE:
“Cuando tu tengas dificultades para resolver tus problemas, trataré de escucharte cordialmente y ayudarte, con el objeto de que encuentres tus propias soluciones, en lugar de depender de las mías. De la misma manera, trataré de respetar tu derecho a escoger tus propias ideas y a desarrollar tus propios valores, aunque sean diferentes a los míos.
Cuando tu actividad interfiera con lo que debo hacer para la satisfacción de mis necesidades, te comunicaré abierta y honestamente como me afecta tu conducta, confiando en que tú me comprenderás y ayudarás en lo que puedas. De la misma manera, cuando algunos de mis actos te sean inaceptables, espero que me comuniques con sinceridad tus sentimientos.
Te escucharé y trataré de cambiar. En las ocasiones en que descubramos que ninguno de los dos puede cambiar su conducta para satisfacer las necesidades del otro, reconozcamos que tenemos un conflicto que requiere solución. Comprometámonos entonces, a resolver cada uno de estos conflictos, sin recurrir al uso del poder o de la autoridad para tratar de vencer a expensas de la derrota del otro.
Yo respeto tus necesidades, pero también quiero que respetes las mías. Esforcémonos siempre para encontrar una solución que sea aceptable para ambos. Tus necesidades serán satisfechas y también las mías. Ambos venceremos y ninguno será derrotado. De ésta forma, tu podrás continuar tu desarrollo como persona mediante la satisfacción de tus necesidades y yo también podré hacerlo; nuestra relación podrá ser lo suficientemente positiva para que, en ella, cada uno de nosotros pueda esforzarse para llegar a ser lo que es capaz de ser, y podremos continuar relacionándonos el uno con el otro con respeto, amor y paz mutuos.”

Creer En Uno Mismo

Para poder desarrollarnos y conducirnos a un auténtico compromiso con la vida, lo primero que se hace indispensable es creer en uno mismo...
Resulta por demás asombroso la plena conciencia que tenemos del valor de las cosas -de un auto, de una casa, de un abrigo, etcétera-, pero resulta que no sabemos el valor del bien máximo, que es el valor de uno mismo.
Desafortunadamente, siempre nos estamos recriminando nuestros defectos y deficiencias, y anhelamos todas aquellas cualidades que no poseemos, lo cual se refleja en todos los campos de nuestra vida. Deseamos la casa que no tenemos, el coche que no poseemos, el dinero que no tenemos, la mujer, el hijo, la familia, etcétera, y debemos aprender a amar lo que poseemos.
Un hombre sin defectos sería un ángel y sin cualidades sería un monstruo; todos los seres humanos somos una amalgama de fuerzas y debilidades, y normalmente toda potencialidad conlleva en sí misma una debilidad: por ejemplo, la persona muy sensible tiene la potencialidad de percibir todo su entorno con mayor facilidad que los demás, pero su intensa vivencia le puede hacer sufrir más intensamente.
El artista que disfruta llevando al lienzo lo que percibe en forma magistral, posiblemente su anhelo de lograr la perfección o su máxima expresión artística lo encamina a una búsqueda permanente y sin tregua toda una vida, desgastándolo prematuramente; así pues, no se puede dividir al ser humano en un sistema tan simplista de cualidades y defectos; debemos tener conciencia de las cualidades que poseemos. En la medida en que estemos más conscientes de nuestro valor,iremos cobrando mayor autorrespeto para nosotros mismos, y esto, en lugar de envanecemos, debe responsabilizamos para autoexigirnos más.
Alguien escribió que para "poder amar a otros es necesario amarse a sí mismo, pues sólo se puede dar a los demás lo que uno mismo tiene". El amarse a sí mismo no implica una realidad egocéntrica. Es un genuino interés, calidez y respeto por uno mismo; es luchar por redescubrir y mantener la propia singularidad; descubrir la verdadera maravilla de ti mismo, no únicamente del tú actual, sino de las muchas posibilidades que posees.
El amarse a sí mismo implica apreciar su propio valor por encima de todas las cosas. El amarte a ti mismo también implica el conocimiento de que sólo tú puedes ser tú. Si tratas de ser como alguien más quizá te aproximes mucho, pero siempre serás una imitación sin mayor valor; ser uno mismo es lo más sencillo, lo más práctico, lo más satisfactorio, así que tiene mucho sentido el hecho de que únicamente puedas ser para otros lo que eres para ti mismo.
Si te conoces, acepta si te aprecias a ti mismo, así como tu singularidad; permitirás que otros también lo hagan. Si valoras y aprecias el descubrimiento de ti mismo, alentarás a otros a que emprendan esta importante búsqueda. Si reconoces tu necesidad de ser libre para saber quién eres, permitirás que otros también tengan la libertad para hacerlo. Cuando te des cuenta que tú eres lo mejor de ti mismo, aceptarás el hecho de que otros son lo mejor de ellos mismos, aun cuando se entiende que todo empieza contigo.
En la medida en que te conozcas a ti mismo (y todos somos más similares que diferentes), podrás conocer a otros; cuando te ames a ti mismo, amarás a otros, y en la profundidad y medida en que puedas amarte a ti mismo, precisamente en esa profundidad y medida podrás amar a otros Todos debemos entender que lo más importante es percibir nuestras propias potencialidades y destacarlas y no tratar de ser alguien diferente; es considerable la inmensa cantidad de libros, seminarios, cursos sobre personas que han tenido éxito, que por años han hablado sobre lo que tenemos que hacer para ser triunfadores. Sin embargo, casi nadie se ha dedicado a inculcar que en el yo de cada quien está la potencialidad para lograr alcanzar cualquier meta que nos propongamos; el sistema educativo tradicional se ha dedicado a vendernos virtudes de otros pero ha descuidado la riqueza que cada uno posee y que es necesario identificar y proyectar potencializando las cualidades de cada quien.
Una adecuada evaluación no debe confundirse con una concepción de soberbia y superioridad de nosotros mismos, sino todo lo contrario, nos debe dar mayor humildad y responsabilidad el obtener de cada una de nuestras potencialidades una autoexpectativa tal que nos exija todos los días actuar de acuerdo no a lo que somos, sino a lo que deberíamos ser.

jueves, 2 de mayo de 2019

NOTA DE PRENSA

LAS CALVES DE UN PODER MENTAL


“La mente puede ser maravillosa o un infierno, y que sea una cosa o la otra depende, en general, de nosotros mismos, que podemos ser nuestros mejores aliados”, señala el psicólogo Juan Carlos Álvarez Campillo, experto en liderazgo y orientador de grandes deportistas y de altos ejecutivos.

Álvarez es autor del libro ‘El entrenador mental’ y ha asesorado a destacados profesionales como el exseleccionador nacional de fútbol español Julen Lopetegui y a las campeonas olímpicas españolas Carolina Marín, en bádminton, y Ángela Pumariega, en vela.
“La mente se puede y debe entrenar y educar para que piense a nuestro favor. Cuando no somos conscientes de lo que pensamos, y lo hacemos de forma rutinaria y automática, muchos pensamientos son improductivos y negativos, lo que nos acaba desgastando y generando malestar y estrés”, explica Álvarez. 

“La mente tiende a lo negativo, y hay que reeducarla con el entrenamiento mental adecuado, al igual que se entrena el físico o una técnica en una profesión o deporte”, añade el experto. 

Los ejemplos de lo que este cambio de mentalidad puede ayudar a nivel de bienestar emocional y tranquilidad son muchos. Por citar algunos que brinda el experto: “Si en el trabajo tenemos una discusión con un compañero o con el jefe, una mente saludable sabe gestionar las emociones para no perder el control y decir las cosas de manera razonable y asertiva, sin elevar el tono de voz, sin decir palabras que puedan herir a la otra persona o de forma agresiva, simplemente argumentando las razones o expresando el malestar que produce una situación”, apunta.

También, añade, “si se produce un hecho que nos genera tristeza, como un despido, la pérdida de alguien querido o una ruptura en una relación amorosa, una mente en buena forma sacará aprendizajes de la situación, en vez de hundirse, y planeará los siguientes pasos para lograr un estado similar o mejor que el anterior; una vez pasado un breve periodo de tristeza, que es lógico”, señala. “Y lo anterior es solo una parte de lo que podemos conseguir con el entrenamiento mental”, señala Álvarez Campillo. A continuación, las cinco claves para una mente saludable y en forma, y cómo aplicarlas en la vida diaria.
1. Sea consciente de lo que está pensando
Lo primero y más básico es ser conscientes de aquello que está pasando por nuestra mente. Y conviene, señala este psicólogo, “hacerlo varias veces al día: parar diez segundos y preguntarse: ¿qué estoy pensando ahora mismo? ¿Por qué?”.

“Si, por ejemplo, tenemos una mala relación con una persona, en el trabajo o en el ámbito personal, lo primero que podemos hacer es detenernos un momento y pensar qué es lo que está pasando por nuestra mente relacionado con esa persona, qué pensamientos nos produce. Ser consciente de ello es muy importante”, explica.

2. Analice el signo de sus pensamientos
“Una vez identificados los pensamientos, hay que ver si son positivos o negativos, si nos ayudan o perjudican, y qué emoción nos producen: enfado, alegría, ansiedad u otras”, según Álvarez Campillo. Esto es clave, afirma, para que vayamos tomando el mando de la situación”.
3. Aléjese del ‘lado oscuro’
“Si nuestros pensamientos son positivos, debemos atesorarlos, potenciarlos. Si no es así, tenemos que recordar la emoción desagradable que nos producen y, el siguiente paso, deberá consistir en tomar distancia diciendo: ‘esa persona no soy yo, es solo un estado de ánimo pasajero que tengo’”, señala el psicólogo.

Es lógico que tener una mala relación con una persona nos genere emociones que no nos gustan, como la rabia o la ira, pero “somos mucho más que esas emociones temporales y pasajeras, hay muchas otras cosas en nuestra vida que nos hacen sentir bien y tenemos que poner el foco en ellas”, añade. “Ocultar las emociones no es saludable, hay que saber gestionarlas siempre”, enfatiza el especialista.
4. Privilegie lo positivo
El siguiente paso es sustituir los pensamientos improductivos y negativos por otros que nos produzcan buenas sensaciones y, con ello, que también mejoren nuestras emociones. “Podemos conseguirlo haciendo algo que nos guste, conversando con alguien que nos haga sentir bien, disfrutando de las buenas sensaciones, como puede ser tomando una comida rica, dando un paseo, viendo una película o acudiendo a un evento que nos apetezca”, apunta. 

Álvarez asegura que, una vez que se es consciente de que somos mucho más que nuestras emociones negativas pasajeras y momentáneas, podemos decidir pensar en otras cosas que nos cambien el estado de ánimo y nos hagan sentir mejor. Asimismo, “podemos recordar nuestros valores y logros, aunque sean pequeñas cosas, ya que eso hace que sintamos emociones más placenteras y agradables”. 

El experto recalca que “pensar que podemos estar mejor y hacer cosas en ese sentido, sin rendirnos nunca, hace que podamos lograr siempre más de lo que pensábamos. ¡Confiar es clave!”.
5. Ejercite su mente para fortalecerla
“Seremos dueños de nuestros pensamientos la mayor parte del tiempo, de una mente en forma y, por tanto, de nuestro destino, si practicamos esto y lo reforzamos con ejercicios de relajación, atención y concentración, que después nos ayuden a pensar y a sentir con más facilidad lo que deseamos”, sugiere este autor. 

SER MEJOR

VAMOS LEVÁNTATE.... VIVE

TU PUEDES SER EL MEJOR